El día antes de Acción de Gracias me torcí el tobillo bajando unas escaleras. Tardé varios días en ir a un centro de urgencias (no tengo seguro y era festivo). Cuando por fin lo conseguí, me dijeron que tenía una fractura grave en el quinto metatarsiano y que no podría trabajar durante al menos nueve semanas, que al final fueron trece. Tuve un médico muy bueno que trabajó conmigo pagándome en efectivo.
Unas 6 semanas después de mi accidente, empecé a preocuparme de verdad por esta carga económica y emocional, así que me puse en contacto con Giving Kitchen en un principio para obtener recursos de asesoramiento con una paga variable. Me encontraba muy mal emocionalmente. Talía me animó mucho a seguir adelante con la solicitud de asistencia. Me preocupaba el hecho de aceptar recursos financieros que podrían ser más adecuados para personas que estaban en peor situación que yo.
Aunque fue uno de los momentos más duros de mi vida adulta, sabía que se me ocurriría algo. Sé que mucha gente lo pasa peor que yo. Talía me aseguró que mucha gente se siente así. Siempre me he enorgullecido de ser la persona que ayuda y nunca necesita ayuda; gran parte de mi autoestima estaba envuelta en esa identidad. Aprender a aceptar la ayuda con amabilidad ha sido un verdadero regalo para mí y me ha hecho darme cuenta de que quiero centrarme más en ayudar en mi comunidad y no sólo dentro de mi círculo social o familiar. Giving Kitchen ha sido un verdadero regalo para mí, y haré todo lo que pueda para devolverlo.
Hace 5 meses que no tengo ingresos. No puedo describir el impacto que ha tenido este dinero. Literalmente evitó que me desahuciaran. Giving Kitchen me ayudó a no estresarme por el alquiler.